revistasculturales - Friday, April 3, 2009 Deseo de Japón
Para comprender qué está pasando y qué puede pasar en el Este de Asia tal vez no sea mala idea fijarnos en lo que sucede en la sociedad, la economía, la política y la cultura japonesas. Los trabajos reunidos en este número de la Revista de Occidente, convertida por un mes en Revista de Oriente, muestran aspectos a veces fascinantes y otras veces inquietantes, pero siempre sugerentes, del presente o del pasado de Japón, ese Japón que se ha ido convirtiendo en un objeto de deseo -del deseo occidental- vacilante, huidizo, lleno de claroscuros.
En japonés, deseo es 欲望(yokubo¯). 欲(yoku) significa pasión, anhelo, apetito, mientras que 望(bo¯) significa esperanza, ambición. El deseo está unido a la acción de desear y a la esperanza de la satisfacción del deseo. Curiosamente, 望(bo¯) es también «luna llena», por lo que su significado está relacionado con las ideas de lo pleno y lo inalcanzable. En su forma más selecta, lo japonés ofrece la calma del vacío, el sentido de la falta de sentido, el orden de la vacuidad, la satisfacción de lo que nunca se ha de llenar. El ikebana se caracteriza por el vacío entre las ramas, la caligrafía por los espacios en blanco, los jardines de roca por la ausencia de elementos decorativos, la ceremonia del té por los silencios. La forma más elaborada e íntima de comunicación en Japón es el harago, el lenguaje del hara, el bajo vientre, donde está el ki, el espíritu: es el lenguaje del silencio. En el primer koan del Mumonkan, un monje pregunta al maestro Joshu si un perro tiene o no tiene naturaleza de Buda. Joshu responde: 無. El vacío, la nada. Si un perro es Buda y no lo es, y sobre todo es vacío, ¿qué será el hombre? ¿Y la mujer? ¿Qué es la identidad sino un juego?
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