elcorreo.com - Sunday, January 27, 2013 Experiencia de Inko Elgezua en Japón
Imaginarse una reunión laboral de más de nueve horas resulta extenuante. Pero en Japón es normal juntar a los empleados durante un largo tiempo. Y al final del encuentro, lo lógico es aplaudir por haber hecho un buen trabajo. «Son larguísimos y muchas veces no se toman decisiones, solo sirven para socializar. Los acuerdos se llevan a cabo fuera del trabajo, entre copas o reuniones informales».
En el país nipón «Se pasa en las oficinas muchísimas horas. Hay que aparentar estar ocupado. Los japoneses se identifican mucho con la empresa, es como la familia. De hecho, cuando se presentan, primero dicen el nombre de la empresa y luego el suyo». La importancia que se le otorga a la compañía para la que se trabaja es enorme. Los nipones son tan conservadores que si sus empleados no se han casado pasados los 30 años, ellos, y los 25 años, ellas, «se arreglan citas» para que esa situación cambie. En Tokio se vive a un ritmo frenético. Tanto es así que los universitarios empiezan a ojear trabajos un año antes de finalizar las carreras, porque los procesos de selección son eternos. Y una vez logran el puesto de trabajo «se les rota por varios departamentos para averiguar cuál se le da mejor, luego se les entrena y, al segundo año, ya se les considera un trabajador regular».
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