El budismo entró en Japón en el siglo VII desde China y Corea. Al principio el budismo fue sólo la religión de la aristocracia pero más tarde se extendió a todos los ámbitos. Una clase de budismo, el budismo Zen se extendió entre la clase samurái. Desde entonces hasta nuestros días, el budismo ha sido la principal religión de los Japoneses.
El budismo mantiene que el último estado es uno por el cual nosotros mismos obtenemos la iluminación mediante el conocimiento de la verdad.
Es su objetivo, también, que nos olvidemos de la idea de que todo es eterno, ya que todo es transitorio, y de la idea de que todo tiene materia, ya que todo es inmaterial.
No existe un Dios en el budismo; el énfasis está en desprendernos del odio y los celos a través del amor infinito. Se rechaza el fanatismo; se debe intentar obtener tolerancia y equilibrio.
El budismo ha tenido y tiene una gran influencia en la vida de los Japoneses. Incluso sin ser creyentes, los Japoneses van a los templos, incineran a sus muertos según ritos budistas y, después de la muerte, les dan nombres póstumos budistas. El budismo ha ejercido una tremenda influencia en cada aspecto de la cultura Japonesa, incluyendo arte, literatura y arquitectura, y en la moral y forma de pensar de la gente.
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